A MARIO BENEDETTI, EL POETA MILITANTE DE LA VIDA.

A MARIO BENEDETTI,

EL POETA MILITANTE DE LA VIDA.

(1920-2009)


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En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por...

- Llave, por llave - me dice Mario Benedetti.

Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron...

(El Libro de los Abrazos, Eduardo Galeano)

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Abriste los ojos al mundo, aquel 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, en el Departamento de Tacuarembo, Uruguay. Fuiste de los que escribían poemas que fusilaban al hoy todavía tirano opresor, no fueron suficientes tus cartuchos amotinados en palabras pero tampoco fueron pocos los certeros golpes que diste.

Si que molestaste al tirano y la prueba de ello es que tuviste que exiliarte de tu cuna patria. Aquí en Colombia no cambia mucho la historia, hoy después de tantos años de vivir un conflicto social y armado que la clase dominante no ha querido resolver, la persecución sigue, la desaparición sigue, los crímenes de Estado siguen, la impunidad se pasea frescamente por el país teniendo como trinchera la cada vez más degradante casa de Nariño, o de “Nari” como muchos la llaman. La libertad, como decía un cantante, se exilio, la dictadura se quedo; o al menos así se entiende después de vivir los más de 2500 asesinatos extrajudiciales cometidos por los sicarios del gobierno y por ordenes de miembros del gobierno, la política de sangre y fuego, hoy, en la era de Derechos Humanos, se aplica para poner de moda a tal o cual político de turno, y dicho sea de paso, para aterrar a quienes sueñan un mundo mejor.


Se dice que antes de que se dedicase a la escritura como forma de expresión social y popular, Benedetti hizo de taquígrafo, cajero, vendedor, librero, periodista, traductor, empleado público y comercial, trabajos que le permitieron tener un contacto con la realidad social de Uruguay, y que fueron determinantes a la hora de construir su estilo y la esencia de su escritura; escribía lo que vivían a diario los sectores populares o empobrecidos del Uruguay, que a la larga y por pequeños factores no se diferenciaba de lo que vivía la gran patria latinoamericana; criticaba la moral de la derecha, el amor que comercializa la llamada clase burguesa e incluso el amarillismo político que se disfraza de izquierda para obtener uno que otro voto, de uno que otro descuidado o infante de la política.


Grata enseñanza esa de ir a donde viven los sectores populares, de ir a donde las papas queman, para reflejar realmente en nuestros escritos y acciones las necesidades del pueblo; salir de este paraguas universitario es un gran paso que da quien quiere asumir el compromiso incuestionable con la lucha por una sociedad con justicia social y verdaderamente democrática; los verdaderos cambios no se hacen con una universidad aislada de los sectores populares, campesinos, étnicos y obreros, ya que esal servicio de ellos que debe estar.

Lo cierto es que a sus ochenta y ocho años no pudo más, y dejo de respirar poco a poco, hasta que su último suspiro se llevo al poeta, al militante de la vida. Quizás allá, donde estés, si es que estas, si estás llegando, puedas aprovechar para respirar tranquilo y llenarte de cielo los pulmones, igual, los poetas también merecen descansar.


Mientras tanto nosotros, los que quedamos, los que nos negamos airnos o exiliarnos, seguimos luchando y batallando, emboscando con escritos, arremetiendo con poemas, disparando gritos de rebeldía, cargando la pólvora de nuestro amor abnegable, encendiendo llamas con marchas de esperanza, conspirando con compañeros la utopía que nos hace caminar, asesinando al olvido, recordando el recuerdo, seguimos caminando hacia el sur, retornando a nuestros orígenes, buscando nuestro sueño originario, en medio de los gases, las balas y los bolillazos, llegando poco a poco a alcanzar nuestra libertad, nuestra dignidad.



“[…] tus ojos son mi conjuro,

contra la mala jornada,

te quiero por tu mirada,

que mira y siembra futuro.

Tu boca que es tuya y mía,
tu boca no se equivoca,
te quiero porque tu boca,
sabe gritar rebeldía.

Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos […]”


Te quiero, Antología Poética, Mario Benedetti.


Bibliografía:

  • www.teleSURtv.net
  • Antología Poética, Mario Benedetti.
  • El Libro de los Abrazos, Eduardo Galeano.